Emily Miller, vicepresidenta de Marca e Influencia de NetApp, recientemente se ha reunido con Gerd Leonhard, CEO de The Futures Agency y autor de La tecnología vs. La humanidad, quien ha considerado que las personas corren el riesgo de “amputar” las habilidades que alguna vez han tenido.
Su afirmación ha sido en clara alusión a la dependencia que muestran cada vez más los ciudadanos ante las nuevas tecnologías, a medida que les brindan nuevas capacidades.
Y es que, de acuerdo a una entrada de blog, las personas enfrentan una erosión de las habilidades básicas con la creciente dependencia de la Inteligencia Artificial (IA), el Internet de las Cosas (IoT) y los productos autónomos. Esto, provoca que obviamente surjan muchas preguntas profundas sobre cómo la tecnología afecta a la humanidad.
Miller y Leonhard, para explorar este cambio de paradigma, han discutido el futuro de la transformación digital, las responsabilidades éticas de las compañías de tecnología y la importancia de mantener la humanidad frente a la automatización.
A juicio de Leonhard, en 10 años la tecnología será ilimitada y potencialmente peligrosa si no se la controla. Siendo así, a Miller le inquieta el papel que juega la ética y que seguirá desempeñando en estos escenarios, dado que las diferentes sociedades abordan estas capacidades desde diferentes puntos de vista.
Definir el bien y el mal no es necesariamente fácil, según Leonhard, ya que, por ejemplo, si se amputan las piernas en un accidente automovilístico se debería tener la opción de obtener ambas prótesis.
“Pero, ¿qué pasa si usted dice voluntariamente que perdería sus piernas para obtener nuevas que sean mejores? Eso probablemente no sea bueno, ¿y quién lo decidiría? Eso es material de la Corte Suprema”.
Potencial tecnológico a favor
Gerd Leonhard se ha calificado a sí mismo como un optimista tecnológico, al reconocer el potencial de la tecnología para resolver los problemas más apremiantes de la humanidad.
Ha ofrecido ejemplos como los problemas de energía, la agricultura vertical para aumentar la producción agrícola y la prevención de enfermedades como la diabetes y el cáncer. No obstante, considera que el dilema ético entra en juego cuando los beneficios innovadores no se distribuyen de manera justa.
“Si hemos logrado cosas como energía barata a través de la energía solar, probablemente (éticamente) tengamos que licenciarla a otros países a precios muy bajos y no lo haremos”.
Ha argumentado que el modelo actual, donde las compañías que poseen la tecnología son las únicas que se dan cuenta de los beneficios, es injusto. Cree que se debería asegurar que estos beneficios se compartan, ya sea a través de un impuesto de automatización u otra solución aún por determinar.
Igualmente, ha señalado que mirar las habilidades a través del lente de la humanidad, puede ayudar a las personas a preservar sus habilidades en lugar de cederlas a la tecnología.
Para él, si las empresas de tecnología invirtieran tanto dinero en la humanidad como lo hacen en tecnología, podrían innovar, impulsar el éxito y preservar valiosas habilidades a la vez.
Esta inversión incluiría la diversificación de sus fuerzas laborales y la contratación de empleados con altos coeficientes emocionales (EQ). El CEO de The Futures Agency considera que estas prácticas son tan valiosas para las empresas de tecnología como el software.
Conservando la humanidad
Leonhard, independientemente de los avances tecnológicos, ha afirmado que todas las personas tienen el derecho de conservar su humanidad. Además de un tratado internacional de ética digital, ha propuesto cinco derechos humanos para la era digital.
Se trata del derecho a permanecer neutral, el derecho a ser ineficiente, el derecho a desconectar, el derecho a ser y permanecer anónimo y el derecho a emplear o contratar personas en lugar de máquinas.
Miller y Leonhard han profundizado en el derecho a ser ineficientes, que se ha considerado como el núcleo de la humanidad. El autor de La tecnología vs. La humanidad ha explicado que la tecnología imprime la idea de que todo tiene que ser eficiente.
Además, ha argumentado que sería “reduccionismo” si a las personas ya no se les permitiría “ser su ser humano fundamentalmente ineficiente”.
“Si el mundo se vuelve tan eficiente que nuestra ineficiencia, si estamos cansados o simplemente no tuvimos un buen día o tuvimos un incidente grave, si eso ya no tiene espacio, entonces eso es reduccionismo: estamos siendo reducidos”.
Con esto, según él, se estaría diciendo: “está bien, no se preocupe por hacer algo que demora mucho tiempo porque puede usar esta tecnología para reducir (su inversión de tiempo) hasta un 5%. Así que ningún músico aprende a tocar la guitarra. Todos aprenden a jugar el iPad y sólo toma 10 horas, no 10 mil horas”.
Gerd Leonhard ha añadido que es difícil evitar el reduccionismo ante un mundo conectado digitalmente. Ha sugerido que se anime un equilibrio en el consumo tecnológico, de la misma forma en que se equilibraría cualquier otra sustancia.
“El cerebro humano está cableado para las experiencias. Si eliminamos las relaciones y el significado, no tenemos nada. Podríamos ser una máquina increíble, pero no habría ningún propósito”.