Eliminar la actividad online, protegiendo la privacidad y evitando riesgos en Internet

Cuando se navega en Internet la actividad se va almacenando y eso se traduce en que se deja un rastro de la actividad online de la persona. Si estos datos caen en malas manos sus consecuencias podrían ser muy graves.

Probablemente, millones de personas ya son conscientes de que toda la información que llegue a filtrarse en Internet puede suponer un peligro para su privacidad, pero muchas aún no parecen darse por entendidas.

A pesar de esto, existen buenas prácticas que pueden ejecutar los internautas para mejorar su privacidad y así no quedar totalmente indefensos, tal como eliminar la huella digital que se deja cada vez que se accede a Internet o, lo que es lo mismo, borrar el historial del navegador.

Para entender mejor cómo puede afectar no eliminar la actividad online, desde la OSI (Oficina de Seguridad del Internauta) se ha publicado un ejemplo que pone en evidencia la experiencia de una la familia cibernauta que ha vivido las consecuencias de no borrar el historial del navegador.

En la entrada de blog se ha contado que se acercaba el cumpleaños de la hija mayor y su padre quería darle una sorpresa en el hogar familiar. Dentro de los preparativos, estaba comprar una tarta y un regalo perfecto para la ocasión.

El hombre comenzó su búsqueda en Internet y navegó entre varias webs de preparación de eventos en busca de ideas, así como en algunas pastelerías especializadas en tartas temáticas con las que sorprender a todos los asistentes.

“Para el regalo, lo tenía claro, su hija llevaba muchos meses buscando ofertas de viajes a Tailandia sin éxito. Tras una tarde de intensa búsqueda, consiguió tenerlo todo cerrado. ¡Había encontrado la tarta perfecta y una oferta fantástica de un viaje al país asiático deseado!”.

Lamentablemente, el protagonista de esta historia dejó el equipo desbloqueado por error. Aunque solo se trató de un despiste, la situación trajo consigo una cadena de consecuencias que no podía esperarse.

Y es que la hija, esa misma tarde, aprovechó que tenía un rato libre para conectarse y hacer una rápida búsqueda por Internet desde ese mismo equipo. Ella hizo clic sobre el navegador sin prestar demasiada atención a la sesión en la que se encontraba.

La chica, durante su actividad online, solo quería encontrar una web que había visitado hacía días para escuchar música online y, en vista de que no se acordaba del nombre, decidió buscar en el historial del navegador.

“Para su sorpresa, en los últimos resultados aparecían varias webs de preparación de eventos, pastelerías especializadas y páginas webs de viajes a Tailandia, ¡justo el viaje que llevaba tanto tiempo queriendo hacer!”.

La protagonista, evidenciando que le aparecían anuncios relacionados con estas búsquedas en los espacios destinados a la publicidad, “blanco y en botella”, no tardó en atar cabos y darse cuenta de que todo apuntaba a la preparación de su fiesta de cumpleaños.

El día de la fiesta llegó y ella no tuvo más remedio que fingir sorpresa cuando todos sus amigos y familia aparecieron en casa cargados de regalos, con una tarta enorme y el regalo estrella, un viaje a Tailandia.

El desenlace, por suerte para los protagonistas de esta historia, no fue más que una sorpresa destapada por un despiste del padre de familia al no borrar el historial del navegador.

Sin embargo, desde la OSI se ha puntualizado que los riesgos a los que se exponen los internautas pueden ser peores si un ciberdelincuente o una persona con malas intenciones consiguen acceder al historial y determinar un patrón de su comportamiento. He allí la importancia de borrar el historial del navegador antes de salir de la navegación en la web.

Proteger la privacidad en Internet

Si, por ejemplo, una persona en su actividad online accede muchas veces a una misma web, un ciberdelincuente podría tratar de engañarla mediante un ataque de phishing (suplantación de identidad) para intentar hacerse de sus credenciales, datos u obtener un beneficio económico.

El atacante también podría conseguir las credenciales, cambiarlas y exigirle a la víctima un pago para permitirle volver a acceder a los servicios, o simplemente robarlas y suplantar su identidad. Todo esto es posible con tan solo acceder a su historial de navegación y los datos que el navegador almacena sobre ella.

Para proteger la privacidad en Internet, como se ha comentado desde el inicio de la historia real, desde la OSI se ha indicado que lo mejor que se puede hacer es eliminar el historial de navegación.

“Además, es una práctica que podemos hacer en cualquiera de nuestros dispositivos, desde el equipo de sobremesa, hasta nuestro smartphone o tablet, desde la configuración del navegador que utilicemos”.

Pero eso no es todo, aún más importante es eliminar todo el rastro en aquellos equipos que son de acceso público o que una persona comparte con otros usuarios.

Se recomienda de forma paralela borrar la caché y las cookies para asegurarse de que no solo se ha eliminado el historial de las webs visitadas, sino también las credenciales de los servicios (redes sociales, datos bancarios, entre otros), información personal, videos e imágenes de la web.

Como se sabe, la principal función de la caché del navegador es recordar información de las páginas para agilizar el tiempo de carga en siguientes visitas. Esta información, además de los riesgos asociados a la privacidad, puede llegar a ocupar mucho espacio en los equipos.

“Otra recomendación muy útil es acceder al modo incógnito, de modo que ningún rastro quedará almacenado en nuestros dispositivos. Esta opción está disponible para todos los navegadores como Edge, Firefox, Chrome y Safari”.

Evitar los ciberriesgos

Desde la OSI se ha invitado a los internautas a compartir su opinión y experiencias con el resto de los usuarios de Internet como parte de su actividad online, así como mantenerse al día con las publicaciones en materia de ciberseguridad para poder disfrutar de las ventajas de la tecnología.