Evaluarlos bien. Esta sería la clave para comprender el correcto uso que se le debería otorgar a la Inteligencia Artificial (IA) y sus algoritmos, a criterio de Emilia Gómez, profesora de la Universidad Pompeu Fabra y además trabaja como investigadora para el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (CCICE).
Se trata del servicio científico interno de la CE que contribuye a la elaboración de las políticas de la Unión Europea (UE), a través de sus distintas actividades, aportando asesoramiento científico independiente, basado en datos contrastados.
Esta ingeniera de Telecomunicaciones, actualmente lidera un proyecto sobre IA que fue presentado en la Noche Europea de los Investigadores, celebrada el 28 de septiembre en Madrid.
HUMAINT es el nombre de la investigación de Gómez en el CCICE (o JRC como se le conoce por sus siglas en inglés), que estudia el impacto de la Inteligencia Artificial en nuestras mentes y nuestras decisiones.
Es un proyecto interdisciplinario dentro del Centro de Estudios Avanzados del JRC que tiene como objetivo comprender el impacto de la inteligencia de la máquina en el comportamiento humano, con un especial enfoque en las capacidades cognitivas, socioemocionales y la toma de decisiones.
La Doctora en Ciencias de la Computación no comulga con las hipótesis que han surgido en los últimos años donde se asegura que la IA domina nuestras vidas, al contrario, eso le parece más a un título de película de ciencia ficción. Para ella, la Inteligencia Artificial es un producto de la inteligencia humana y una tecnología como cualquier otra.
“Hay sistemas, que son como algoritmos, que pueden tomar una decisión en función de la información que se le dé. No tiene por qué ser positivo o negativo. Nos puede ayudar a contrastar nuestra opinión”, considera.
Esto, a su juicio, no es más que otra fuente de información para tomar una decisión. Cree que se debe evaluar con pensamiento crítico sin sobreestimar ni fiarse al 100%. “No podemos decir la máquina va a decidir mejor que yo”, ha dicho para una entrevista a El Mundo.
Para la también Presidenta de la Sociedad Internacional de Recuperación de Información Musical (ISMIR), los algoritmos deben verse como una herramienta cuya clave es evaluarlos bien. “Es como el martillo: lo puedes usar para clavar un clavo o darle a alguien en la cabeza. Depende del uso”.
IA en todas partes
Otra de las investigaciones de Emilia Gómez pertenece al campo de la tecnología musical, donde se pretende desarrollar algoritmos para describir automáticamente la música según su melodía, tonalidad y ritmo. Igualmente se intenta medir la semejanza entre piezas o clasificarlas automáticamente según su estilo o la emoción que transmiten.
En esos algoritmos se combinan el conocimiento de procesado de señal, cognición humana, teoría musical e IA. “La Inteligencia Artificial se aplica a todo y yo he estudiado sobre todo la música. Hay algoritmos que pueden saber si una música es triste, alegre, si hay una orquesta”.
De hecho, ha explicado que las máquinas pueden componer una partitura musical, pero que no lo hacen desde la nada, sino que aprenden a partir de partituras que ya existen. “Se pueden analizar las partituras de Mozart, por ejemplo, formalizarlas en un modelo y luego generar una parecida. Es lo que hacían los compositores: aplicar una receta”.
La investigadora considera que así se podrá crear la receta del éxito y que, inclusive, algunos lo han intentado. Ha dicho que existen empresas que han hecho patentes de éxito y que los ordenadores ya pueden componer y cantar.
Además ha referido que los discos creados con IA, tales como Hello World, son discos generados por esta tecnología pero no en su totalidad. “Para inspirar al compositor se usaron melodías sugeridas por algoritmos, pero hay un productor. No es un proceso totalmente automático”.
Mujeres tecnológicas
Para Emilia Gómez es una casualidad o pura estadística ser la primera mujer presidenta electa de la ISMIR. Piensa que, “cuando se analiza por qué hay pocas mujeres en investigación, se afirma que es porque no les gusta, pero es que siempre todas las descripciones que hay, hasta de asignaturas, son muy sesgadas al género masculino”.
“Los hombres presentan la tecnología y la explican de una manera que las chicas no se ven reflejadas. Es como si eres zurdo y no puedes abrir una puerta creada por y para diestros. Si todas las tecnologías las diseñan personas muy iguales entre sí, como hombres blancos, hay un sesgo inconsciente que hace que sólo le interesen a esos colectivos”.
Para cambiar estos sesgos, ha anunciado que en Inteligencia Artificial se lucha para que los equipos sean muy diversos, es decir, personas con diferentes ideologías, sexos y razas. “Google y Facebook ya están en ello”.
En lo que también está segura es que la IA nunca reemplazará al hombre en la conciencia. “Puedo tener un algoritmo que sepa mejor que yo qué tonalidad es ésa, pero no sabrá disfrutar de la música, ni tener conciencia de ello. La Inteligencia Artificial general es ciencia ficción. Los sistemas son muy específicos”, ha puntualizado la Docente universitaria.